Preso de tu recuerdo

Han pasado varios meses desde tu partida,
y aún te sigo queriendo como no te lo imaginas.
He tratado de avanzar, para mi mente despejar;
culpo a este sentimiento que no me deja olvidar.

Te fuiste en segundos y tu ausencia me impactó,
el eco de tu adiós en mi corazón resonó.
Cada día sin ti se nublan mis sentidos;
lucho para que tus recuerdos no me mantengan cautivo.

Desearía ser más fuerte para no perderme en mi tormenta;
mi deseo de volver a verte otra vez me atormenta.
Tu eterna ausencia me deja sin tu esencia;
lentamente muere mi alma por falta de tu presencia.

Borraré tu imagen, aun sabiendo que no podré olvidarte.
Intentaré no pensarte, aunque mi corazón no quiera soltarte.
Esta contradicción... ¿Será que busco dolor?
Abrazo tu recuerdo, aunque me queme su calor.

¿Haberte querido más que a mí fue una función del amor,
o solo era una trampa que me ahogaba en su fervor?
Conocías mi amor, no te quería para un rato;
eras la única chica con la que soñaba año tras año.

En el pasado te pensaba como un amor platónico.
Qué irónico que meses atrás estuviste a mi lado.
Los momentos que compartimos los atesoro en mi memoria;
no importa si me hace bien o mal, son parte de mi historia.

Conociste mi pasado y vivimos el presente.
De haberte amado, este chico no se arrepiente.
Pienso en todas las ilusiones que me hice;
yo imaginé muchas, pero ninguna tú te hiciste.

¿Te perdí o me perdiste? No lo puedo deducir.
¿En algún momento el amor en ti empezó a surgir?
Si sigo aquí no es gracias a mi suerte;
mentiras y engaños residen en mi cuerpo y mente.

Me había mentido a mí mismo para no perderte.
Nunca creí que mi propio engaño iba a dolerme.
Conocerte aquella vez había sido mi única suerte,
pero llevo la maldición de un futuro sin tenerte.

Retumban tus recuerdos, incrustados en mi mente.
Mi corazón me implora poder volver a verte.
Mi pecho, destruido por este dolor,
implora que no elimine el sentir del amor.

La resonancia de tus recuerdos es la razón
por la cual no pierdo la idea de tu regreso.
Aun mantengo mi promesa, y si algún día decides regresar,
en menos de un segundo te abrazaría sin mirar atrás.

Sé que nunca pasará; ni mil deseos podrían
hacer realidad lo que anhelo todos los días.
Enamorada no estabas, solo sabías fingir.
Heriste mi sentimiento y, sin opciones, me tuve que ir.

Te vi tan decidida; tus ojos fríos me congelaron el alma.
Las palabras murieron en mi garganta, ahogadas en mi calma.
No querías amarme; lo veía en tu mirada.
No querías amarme como yo te amaba.

Mis emociones fluían, pero a ti no te importaban.
Tus dudas crecían, lo notaba y me dañaban.
Jugaste con mis sentimientos, nunca me fuiste sincera.
Te excusabas diciendo ser una chica fría y seca.

No entendías mi amor; lo sentías como un peso.
Mis demostraciones eran cadenas, para ti un exceso.
Pero yo no sé amar a medias, y mucho menos con reservas.
Cuando amo de verdad, lo hago sin malditas fronteras.

Los días pasan y sé que jamás podré olvidarte.
Te siento aquí, aunque te vi marcharte.
A pesar del dolor que me causaste,
no te veré como un error. Muchas cosas me enseñaste.

Aunque el final sea cruel y sin algún tipo de contacto,
no odiaré el inicio de nuestro teatro; no era un simple acto.
Soy el culpable y tú el veneno de mi memoria.
En este amor fuimos capítulo y trama de nuestra propia historia.

Daría lo que fuera por retroceder en el tiempo.
Aunque volviera a lastimarme, lo haría sin miedo,
reviviendo cada momento, aun los que me causan tormento:
cada sonrisa, cada lágrima... todo lo que llevo dentro.

La forma de tus ojos, tu risa grabada en mi mente,
la dulzura de tu voz, cada caricia ardiente.
Lo siento, si piensas que no estoy cuerdo;
mi alma solo vive preso de tu recuerdo.